Loving Vincent, poema

Entre los años 2018 y 2019 visité varias exposiciones de Vincent Van Gogh, en Barcelona y en Londres. Recorrí el sur de Francia, respiré el aire de esos campos donde anduvo el genio de los pinceles. También pude contemplar esa maravillosa obra de arte que es la película "Loving Vincent". Todas esas impresiones y experiencias dieron forma a esta poema que hoy os comparto.



Lo más parecido a la música
son las pinceladas de Vincent,
sus girasoles y sus lirios
son adagios que mueven el viento,
en la quietud de los colores,
en las capas que se sobreponen
como epitelios acústicos en danza.
Se inscribe el hastío de los días 
que fenecen en esa luz diáfana
que es la paleta de sus pigmentos,
son murmullos que inquietan
la incertidumbre, 
la agonía
de los campos,
la locura 
que es la intriga de todo drama,
el óleo de las tragedias,
la inspiración de los genios.
Sí, lo más parecido a la música
son las pinceladas de Vincent,
en ellas están grabadas, 
como en un disco de vinilo,
ese verso sinfónico 
que es la noche estrellada.
Recorro 
el mismo paisaje de Arlés,
–cien años después–
el aire parece respirarse a sí mismo
en ese viejo café.
Los colores permanecen
en los trigales,
en la luz diáfana del sur,
se recrean en la ficción
de un homenaje
-Loving Vincent-
es la historia olvidada,
es la lucha por sobrevivir,
es el hombre detrás de los pinceles.





12 respuestas a “Loving Vincent, poema

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  1. Xavier! Qué bonito esto!
    Destaco mucho esta parte:

    «Recorro
    el mismo paisaje de Arlés,
    -cien años después-
    el aire parece respirarse a sí mismo
    en ese viejo café.
    Los colores permanecen
    en los trigales,
    en la luz diáfana del sur…»

    Abrazo

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  2. Querido Xabi, como siempre, tu poesía tiene algún añadido que la hace ir más allá del mismo texto que la contiene (cosa que me alegra de haber tenido el honor y el gusto de prologar tu Expoemas -tal perdón si lo cito mal, pero estoy a Miles de kilómetros de ese volumen-). En este caso, las sensaciones sinestésicas de las cuales ya hemos hablado alguna vez (el tiempo ha pasado, pero las buenas conversaciones se recuerdan).
    Leí tu poema con Bach de fondo (otra cosa que tenemos en común) y funciona a la perfección para ilustrar lo que dices. En ese sentido ya son tres las artes que se unen en esta fórmula sinestésica: la pintura, la música y las letras. El logro es tuyo.

    Al margen, veo que también tú llevas un tiempo fuera de la red, aunque presumo que, también como yo, algo habrás escrito durante este tiempo. Espero que todo esté bien y que se trate solo de una decisión personal.
    Por mi parte, me disculpo por no haberte enviado un mail o un mensaje telefónico, pero ambas cosas, mi laptop y mi teléfono también están a Miles de kilómetros de distancia, junto a mis libros. Tal vez en algún momento podré decirte lo que me ha sucedido. Dentro de la blogósfera, con todo el aprecio y cariño que le tengo a muchos amigos lectores, eres el único al que le contaría las razones de mi desaparición de estos lares. Cosas que pasan, dice una canción popular argentina. Nada más.
    Un fuerte abrazo.

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    1. Muchas gracias por tus palabras, querido Roberto. Sí, ha pasado bastante tiempo (pero qué relativo es, ¿no?), ahí quedan los poemas, los comentarios, los recuerdos… Ellos nos acompañarán hasta el final de nuestros días. La verdad es que no estoy activo en la red, un poco por saturación y un poco por necesidad de silencio. En estos dos años he escrito poco. Retomé la escritura recién el mes de septiembre, en parte abocado por la lectura del inseparable Saramago, él sabe dónde tocarme la fibra. Y así ando, dándole forma a un poemario, sin prisas. De momento no voy a compartir material nuevo. Aparte estoy dedicándole tiempo a los libros antiguos. Con este sistema de escribir con ordenador he dejado de imprimir copias de cada título. Sin embargo, para corregir los textos (al menos en mi caso) necesito tenerlos impresos y releerlos con calma. Así que los estoy subiendo a Amazon Kindle Direct Publishing, resulta más económico que mandarlo a encuadernar en una copistería. Cuando los tenga listos, por si alguien está interesado en una copia, lo anunciaré en el blog. Como ya finalizaron los contratos con las editoriales, voy a subir también «Haikus desde el silencio» con un prólogo de mi amigo Ángel Laguna, y «Laberintos de agua», este sin prólogo.
      No tienes por qué disculparte. Ya llegará el momento de hablar reposadamente. Las cosas pasan, suceden, así es la vida. Hasta entonces recibe un inmenso abrazo.

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